A este hombre casi divino,( según los libros sagrados de las tres grandes religiones ), se le atribuye el don de haber sido el monarca más sabio y más justo de toda la historia. No, no voy a reconstruir, pues es algo que no pretendo, la biografía de éste personaje tan increíble, pero como estamos hablando de la construcción, y tú eres la arquitecto más impresionante que yo conozco, que menos que dedicarle unas letras, y a la par, dedicártelas también a tí. El fué el creador del templo más importante jamás construido. Y tú, la creadora de la más excitante y hermosa historia de amor que yo haya vivido nunca. Él levantó un templo, erigido ni más ni menos que para albergar uno de los más grandes mitos buscados por el hombre aún hoy en día. "El Arca de la Alianza del pueblo Judío". Y tú con tu sabiduría innata, tu buen hacer, tu elegancia y los cientos de miles de atributos que no podría incluir aquí, por falta de espacio, estás siendo la encargada de construir un sueño, un sueño que ni el propio Rey Salomón hubiese sabido construir. Un sueño, que ni en mis mejores sueños pude soñar nunca.
La felicidad con la que yo vivo desde aquel afortunado día en que te conocí, sólo puedo compararla con la que pudieron sentir los judíos, cundo vieron por primera vez aquel impresionante edificio destinado a guardar su Arca.
Los eruditos de la historia no se pelean entre ellos a la hora de determinar que ese templo fué el más importante jamás construido. Y sin embargo, yo me batiría en duelo con cualquier mortal que me intentase arrebatar la gloria de haber conocido a la arquitecto, mujer, madre, compañera, y mejor persona de este tiempo que nos ha tocado vivir.
Por desgracia para el mundo el templo de éste gran Rey fué destruido en el año 586 A.c, por el rey Nabucodonosor, pero, sus planos bien guardados fueron los inspiradores de las grandes construcciones francesas del sigloXIII, las catedrales góticas, y aquí en España, el conocido Escorial de Madrid. Se sabe que hasta el mismísimo Don Isaac Newton pasaba las noches en vela investigando sobre la que él consideró una estructura arquitectónica perfecta.
Para destruir el templo que nosotros estamos construyendo, harían falta más de mil Nabucodonosores. Y si Isaac Newton estuviese vivo todabía, no hablaría del templo del Rey Salomón como lo hace, porque el nuestro, al ser más magestuoso, le arrebataría el sueño antes que el de nuestro famoso personaje.
