Enya - Caribbean Blue

La amistad por encima de todo

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¡Quien me lo iba a decir!. Han pasado casi trece años desde aquel afortunado día ...y mira, aquí seguimos tú y yo más unidos que nunca.
Cuando te conocí apenas si eras más grande que el  puño de un niño. Te sostenía en una de mis manos mientras tú me mirabas con esa carita tan preciosa y, aunque el tiempo pasa, yo te sigo viendo como te vi por primera vez...frágil, vulnerable, mimosa, tierna, tímida...¡hermosa!.
Recuerdo que cuando te cogí en mis brazos, lo primero que hiciste fué acurrucarte contra mi pecho como si supieras que allí habitaba el corazón que ya empezaba a ser tuyo para siempre.
Me conquistaste en apenas un segundo con tus enormes ojos, porque al mirarlos pude ver, no se como, la pureza de tu interior, tu alma, tu bondad y tu deseo de venirte a vivir conmigo.
...Ahora, después de tantos años, sigo dando las gracias al cielo por haber hecho posible aquel encuentro.
               Cuando eras muy pequeña te cuidé con el mismo celo que un padre cuida a sus hijos, y a medida que crecías, tú,  me devolvías ese celo en forma de respeto y de cariño. De verdad te digo, que si pudiera vivir mil años, mil años quisiera tenerte a mi lado.
Jamás has sido una carga para mi, al contrario, has sido el talón en el que me he podido sostener en muchos de los momentos crìticos de mi existencia, un bastón que nunca se dobla ni se quiebra ...una cuerda a la que agarrarme!. Sin ti, a saber cuántos días no me hubiese levantado de la cama, ni me hubiera arreglado aunque sólo haya sido un poquito para salir a la calle, ya que por desgracia, esta vida está demasiado llena de momentos amargos. Gracias a tu compañia, a tu alegría, a tu simpleza ...a tu necesidad de tenerme cerca, me puedo sentir un hombre dichoso, especial y comprometido. Un humano en toda regla.
Ahora ya eres mayor, bueno, los dos somos mayores... y los fantasmas de la fatalidad se dejan ver demasiadas veces merodeando por mi cabeza, pues es tanto lo que te quiero, que no soy capaz de soportar la idea de dejarte sola en este mundo. Y del mismo modo que desaparecen esos fantasmas, aparecen otros causándome un desasosiego mucho mayor porque no soy capaz de imaginarme una vida en la que tú ya no estés conmigo.
Soy muy consciente de que la madre naturaleza marca las pautas, y que el tiempo para vivir es demasiado limitado, pero aún así, esos pensamientos hacen que mi corazón se encoja muchas más veces de las que debiera hacerlo, pues, me doy perfecta cuenta de que he de sentirme agradecido de estar pasando por esta vida sin sufrir las penosas calamidades que por desgracia otros han de pasar. Y sí! sé que no tengo el mismo derecho de pedir lo que la urgente necesidad les debería de conceder a otros, aunque, si tuviese la oportunidad de que se me concediera algún deseo, uno de ellos sería sin duda el que no te fueses de mi lado hasta que mi tiempo de vida se agote, y poder disfrutarte como te disfruto hoy,¡ hasta mi último aliento !.
Y el día que todo esto suceda amiga mía, espero que todos los que nos hayan conocido nos recuerden con una sonrisa muy amplia y digan ¡ mirar !, por ahí van Daniel y la Luna...como siempre. 
Y también deseo que algún día, ojalá que llegue tarde, me recuerden como a esa persona que cuidaba de ti y te quería tanto como podía querer y cuidar a otro ser humano...y que no sintió vergüenza.